En España tenemos la curiosa afición de poner a bajar de un burro cualquier cosa que no sea el fútbol y provenga del país: las películas españolas son una leche, las series otra, la música, ni me cuentes. Lo curioso es que viviendo fuera de la Península, te das aún más cuenta del tema. Aquí en el pedrusco de la Reina la peña pierde el culo por “ La Casa de Papel”, escuchan a Rosalía, y hasta mi colega japonesa es fan de Alex de la Iglesia.
Con esto vengo a decir que el mundo del “arte” en el país ha sido vilipendiado durante décadas cuando, en realidad, tampoco lo hacemos tan mal. Y esto, también se puede aplicar al mundo de los videojuegos.
Si no viviste los 80s, posiblemente desconozcas la época del Spectrum, cuando Dynamic lanzaba hit tras hit bajo las portadas increíbles de Azpiri. Sí, hubo un momento que aparte de ser conocidos por los toros, la paella y la playa, al otro lado del charco también se nos conocía por hacer juegos bastante decentes. Ahora, tras varias décadas con sólo un par de caras conocidas haciendo cosas, parece que estamos viviendo un resurgir con múltiples nuevos estudios haciendo cosas interesantes y uno de ellos, Weird Beluga, parece que con su Clid The Snail quieren demostrar que los videojuegos en España también van bien.
Caracol, col, col, saca los cuernos al Sol
¿Cuál es la excusa para que nos pongamos en el caparazón de un gasteóropodo vacilón armado con un cañón láser? Pues la premisa es bastante sencilla: somos la oveja negra del pueblo, y estamos liándola cada dos por tres saliendo a cazar a las malvadas babosas que están atacando diversas localidades. Esto choca bastante con los planes de los ancianos, que lo que quieren es estar tranquilitos sin que nadie los moleste, así que, previo concilio, decidirán expulsarnos de nuestro hogar.

Como todo nos da igual, esto no va a hacer que cambiemos de opinión respecto a nuestros enfrentamientos con el enemigo, así que junto a nuestra amiga la luciérnaga Belu saldremos al mundo exterior para acabar con la plaga que lo está asolando.
Así comienza esta aventura que nos llevará a lugares tan diversos como desiertos, pueblos de pescadores o ciudades futuristas las cuales serán algunas de las localizaciones que Clid y su acompañante visitarán. Esto es, con mucha diferencia, lo mejor del juego, ya que todo el mundo que se ha creado es realmente bonito y el trabajo hecho por Weird Beluga está a la altura – e incluso por encima – de muchos otros juegos con más presupuesto. Uno de mis favoritos es la ciudad de los peces, que parece sacada de una película cyberpunk con sus neones y lluvia junto al diseño de sus habitantes – con sus armaduras pecera – es realmente bueno. Es una pena que no pasemos más tiempo recorriendo algunos de ellos, y que estemos limitados a sólo andar y pegar tiros, pero eso no quita que tengamos que reconocer el trabajo que hay detrás de toda la creación del mundo. ¡Muy bien, peña!
Otro de estos ejemplos es Alastor y su guarida. Tras un breve periplo, conoceremos a un grupo que está combatiendo a las babosas y que comparte con nosotros el haber sido desterrados de sus hogares. Tras crear una base de los más molona – ojo a los detalles como la tarjeta de PS2 o los nombres de los CD´s – han decidido descubrir qué narices pasa con los ataques del enemigo y qué se esconde tras ellos.
El grupo, comprendido por una rana samurai, una tortuga chamán, el erizo mecánico, la murciélaga voladora – mi favorita con sus auriculares que usa como altavoces para hablar – y un camaleón tuerto que hace las veces de líder serán nuestra nueva familia que nos ayudará durante la aventura. Todos ellos tienen sus aposentos decorados según su personalidad, demostrando así lo antes mencionado sobre el apartado artístico. El pintoresco elenco y su morada harán de base en la cual podremos hablar y conocer más sobre sus diferentes historias, aceptar sidequests, mejorar el equipo y comprar munición o nuevas habilidades y armas, porque este no va a ser un paseo por el parque.
Todo este berenjenal – y cómo se juega al juego – lo puedes ver en los siguientes vídeos:
Armado hasta la rádula
Como ya he dicho antes, Clid lleva un cañón láser – que encima, él mismo ha fabricado – de munición infinita y dos modos: disparo rápido y cargado, esta será nuestra principal arma de defensa frente a las hordas de enemigos. Conforme vayamos avanzando en el juego, podremos ir incrementado nuestro arsenal, añadiendo escopetas, sierras y otras hierbas que harán los combates – porque este es un juego de acción principalmente – un poco más fáciles. Todas estas armas usarán su propio tipo de munición que no se encuentra tan fácilmente por los escenarios, y encima, se agota bastante rápido, así que ojo con usarlas alegremente, o tendrás que es esperar a llegar a la tienda del cangrejo ermitaño para hacer acopio.

Junto a las armas de turno, el protagonista tendrá a su disposición granadas y un ataque especial que causará diversos efectos dependiendo de lo que tengamos equipado: una estalactitas que harán de armadura, cámara lenta, etc, que harán la aventura más llevadera, aunque tampoco es muy difícil.
Como tampoco lo son los puzzles que te encontrarás, los cuales en su mayoría se basan en disparar a algún punto, o activar el interruptor de turno para pasar al siguiente nivel. No son la repanocha, no, pero añaden algo más al desarrollo.
El cual no varía mucho, uno de los puntos flojos del juego, ya que al principio parece que habrá más variedad y posibilidades, pero conforme vas avanzando te das cuenta de que la cosa no va a ir mucho más allá de lo ofrecido en los primeros niveles. Esto, junto a que en muchas ocasiones los enemigos se funden con el entorno y no se ven bien, o que el protagonista es leeeento – sí, ya sabemos que son los caracoles son lentos, pero leche, este es MUY lento – y a veces es difícil escapar de según que situaciones, son algunos los peros que le puedes encontrar al juego, pero que tampoco son nada grave.

¡Caracoles!
¿Tenemos un hit como el jamón serrano entre manos o una decepción como las Ketchup en Eurovisión? Pues ni uno, ni lo otro. Clid The Snail es un juego de ese programa llamado PS Talents en el cual se trata de potenciar a futuros estudios – y del cual salieron elegidos ganadores – y en el que se nota que lo ha hecho un grupo pequeño de gente. Esto quiere decir que obviamente no se puede esperar que sea un equivalente a los twin stick shooters de, por poner un ejemplo, Housemarque.
Pero ello no hace que no se vea el potencial del estudio para una futura entrega ya que en este han conseguido una de las cosas más difíciles de hacer: crear un mundo con personalidad e interesante. ahora sólo les falta pulir algunas cosas y ver que van a hacer con la siguiente entrega, porque a mi ese final me ha parecido bastante interesante. Estaremos al loro – o al animal que toque – de su próxima creación.
Clid The Snail ya está disponible en PS4 y PC.
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