Los títulos inspirados en la fórmula Dark Souls gozan de una gran popularidad y cada vez son más los estudios que se animan a desarrollar videojuegos que siguen la fórmula de la obra de Miyazaki. Pese a que la temática de fantasía medieval suele ser la predilecta para ambientar estos juegos, algunos estudios se han animado a dar el salto a la ciencia ficción para ofrecer una experiencia distinta.
El más conocido de estos ejemplos es sin duda la obra de Deck13 con The Surge, pero no es el único. Siguiendo esta estela, Massive Work Studio ha lanzado su propia versión de la fórmula “souls” con Dolmen. Se trata de un juego de corte “souls like” que nos lleva a un siniestro mundo de ciencia ficción en la que unas misteriosas piedras tienen el poder de permitir el viaje entre dimensiones.
Nos encontramos ante un título de producción modesta en el que están presentes algunas buenas ideas. Sin embargo, hay ciertos elementos de Dolmen que muestran las costuras de este proyecto como suele ocurrirles a los videojuegos de estudios relativamente pequeños. Pero a pesar de sus flaquezas, este título también tiene algunos puntos fuertes dignos de mención y que también vamos a detallar a lo largo del presente análisis.

Apartado técnico
Dolmen cuenta con un apartado técnico discreto que no llega a sorprendernos en ningún momento. El diseño artístico está fuertemente inspirado en títulos como Dead Space aunque le falta un poco de “chispa” y originalidad para brillar con fuerza y luz propia. Algo que unido a la falta de potencia técnica empaña el resultado final e impide que Dolmen tenga un impacto visual más fuerte en el jugador.
En lo que se refiere al rendimiento, si jugamos en PC con un equipo estándar no tendremos ningún problema para disfrutar de Dolmen. Los requisitos técnicos no son elevados y en general el rendimiento es bueno. Todo esto nos permite realizar combates ágiles sin temor a ralentizaciones o bajadas de FPS que puedan traducirse en muertes inesperadas para nuestro avatar.

Jugabilidad
Como viene siendo habitual en este tipo de juegos, Massive Work Studio ha optado por seguir la fórmula al pie de la letra. Los combates son inmisericordes y cualquier error por nuestra parte será castigado con la muerte. El diseño de los escenarios es laberíntico y su objetivo es el de hacernos sentir perdidos por el mapa, aunque lo cierto es que Dolmen es bastante lineal en última instancia.
Sin embargo, en Dolmen se ha optado por potenciar el aspecto del combate a distancia mediante el uso de armas de fuego. Si bien siguen resultando herramientas un tanto auxiliares, nos permiten debilitar a los enemigos lo suficiente para derrotarlos con un par de ataques o incluso noquearlos completamente.
De cara a no abusar de esta mecánica, el uso de las armas va condicionado a la gestión de un recurso de nuestro personaje: la energía. Cada disparo consumirá una parte de este recurso hasta que se agote y se regenere de nuevo. De esta forma, tendremos que adaptar nuestro “tempo” o usar un objeto para recargar la energía de inmediato.
El uso de la energía tiene más implicaciones que la de poder recargar nuestra arma o disparar durante más tiempo, ya que ese mismo recurso es el que se utiliza para sanar nuestras heridas. Por tanto, cuanta más curación usemos menos podremos disparar y cuantos más objetos que recarguen energía usemos menos curaciones estarán disponibles. De esta forma, Dolmen nos obliga a buscar un fino equilibrio entre nuestros estilos de juego para no quedarnos cojos en ninguno de ellos.

Otro apartado bastante único de Dolmen es la posibilidad que nos ofrece de «imbuir» nuestras armas de distintos tipos de energía elemental. El uso de unos elementos nos permitirá ser más efectivos en el combate contra determinados enemigos, por lo que un uso inteligente de esta facultad nos ayudará bastante a derrotarlos. No es que sea una mecánica especialmente intuitiva, pero si la dominamos sin duda es útil y aporta un toque interesante a la jugabilidad de la obra de este estudio.
Como señalamos al principio, Dolmen no reinventa la rueda y la estructura jugable es igual que cualquier “Souls”. Derrotar a los enemigos nos proporcionará recursos para mejorar a nuestro avatar y que podremos usar una vez lleguemos a una zona segura. Alcanzar una de estas balizas nos llevará a un hub en el que podremos fabricar armas, subir los atributos de nuestro personaje y realizar acciones similares.
En el momento en el que alcancemos y usemos una de estas balizas, los enemigos del entorno reaparecerán, por lo que será necesario derrotarlos de nuevo. La excepción a esta norma son los jefes, aunque tendremos la opción de volverlos a hacer aparecer si queremos obtener alguna recompensa especial de ellos. Del mismo modo, las luchas contra los jefes nos ofrecen otro de los elementos únicos de Dolmen, su faceta cooperativa.
A diferencia de las típicas invasiones, en Dolmen podremos contar con la ayuda de otros jugadores para derrotar a los jefes. Una ayuda que es interesante recibir en caso de que sea posible ya que nos permitirá derrotar a estos enemigos con algo más de facilidad, aunque como todo multijugador su efectividad dependerá enormemente del número de personas que estén activas en ese momento y deseen echarnos una mano.

En lo que se refiere al diseño de los mapas, Dolmen plantea unos escenarios con bastantes recovecos en los que se ocultan pequeñas recompensas, trampas y enemigos. El título de Massive Work Studio no cuenta con los escenarios más laberínticos de este subgénero, pero sí resultan un tanto enrevesados, especialmente los que encontramos durante los primeros compases del juego. Todo esto hace que completar Dolmen nos lleve alrededor de 15 horas, aunque es posible que este número aumente o disminuya en función de nuestra habilidad.
A continuación os dejamos con un pequeño gameplay de Dolmen en el que se pueden apreciar algunos de los elementos mencionados a lo largo del análisis.
Apartado sonoro
El apartado musical de Dolmen cumple con su cometido, aunque no es especialmente brillante o memorable. La banda sonora es discreta y salvo momentos puntuales nunca llega a tener un protagonismo que la sitúe en primera fila. Los efectos sonoros se limitan a cumplir su cometido y tampoco encontramos nada que sea especialmente digno de mención en esta faceta. La obra de Massive Work Studio cuenta con voces en inglés y subtítulos en español.
Conclusión
Dolmen es un juego interesante, aunque su ejecución no está todo lo pulida que debería. Nos encontramos ante un título que presenta ideas interesantes como una mayor importancia del combate a distancia, aunque el impacto real de las armas de fuego en el fondo sea algo limitado. A nivel visual la obra de Massive Work Studio presenta algunas carencias y eso termina por pasarle factura al resultado final. En cualquier caso, los jugadores que estén hambrientos de experiencias desafiantes y de títulos de estilo Dark Souls pueden encontrar en Dolmen un entremés interesante con el que llenar el vacío dejado con Elden Ring a la espera de la llegada del próximo exponente de este género.
Dolmen ya disponible para PC, PS4, PS5, Xbox One y Xbox X/S.
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