La cantidad de videojuegos relacionados con el mundo abierto se cuentan por decenas. Todos abarcan mapas inmensos, llenos de vida, con multitud de personajes e ingente cantidad de actividades que realizar a lo largo de las docenas de horas que nos llevaría completarlo al cien por cien. Dentro de ese género, los hay que se inclinan más hacia el realismo regresivo (como la saga de videojuegos Grand Theft Auto, cuya premisa se va desquiciando dentro del realismo del propio juego), hacia la fantasía y los mundos antiguos (The Elder Scrolls y The Witcher), o hacia el diseño e invención de pequeños minimundos de los que podemos considerarnos dioses (Minecraft, Los Sims o Cities Skyline).
El estilo más desenfrenado y loco dentro de los Mundos Abiertos (pues los que hemos mencionado se acuñan a un realismo intrínseco incluso dentro de sus propios mundos) ha visto su perfección y su elipsis en dos sagas dentro de la industria. De esas dos, hoy hablaremos de Just Cause, la popular saga del estudio Avalanche Studios, que alcanza su tercera entrega.
Just Cause 3 irrumpió en el mercado el 1 de Diciembre de 2014, y, hoy, os hablamos de esta aventura, en la que el agente de campo Rico Rodríguez trata de desmoronar la dictadura del general Di Ravello, en una aventura sin parangón llena de disparos, vehículos, persecuciones, personajes hispanoparlantes con exageradísimo acento y, oh sí… ¡explosiones!
Apartado técnico
No se puede describir de otra manera que no sea sencillamente ‘‘bonito’’, al menos, durante la primera toma de contacto, y es que esta entrega alude a colores más intensos, vívidos, a paisajes más verdes, y a elementos más nítidos en general.
Cada porción de suelo, cielo o edificio está más pulido y más lleno de vida cuando se miran desde la distancia, como conjunto. Incluso elementos toscos en decoración como barriles en zonas del escenario que no encuentran su lugar o vehículos desproporcionadamente mal situados, teniendo en cuenta la situación militar de la entrega, crean un conjunto visual especialmente sugestivo y atrayente.
La utilización de las partículas durante las explosiones, el humo y el fuego (que se ven acrecentados en su versión para PC) son sublimes. Ya no es sólo que el juego te premie por abusar de la destrucción más caótica, sino que apetece causar destrucción sólo por ver las llamas de un barril inflamable o de un vehículo al explotar. El uso lógico del fuego y su presencia dentro del escenario crean una mixtura bonita, incluso en aquellas situaciones en las que las explosiones se dan en puntos alejados de la cámara, ya sea durante las escenas de video o in-game.
Mantenerse quieto y observar el paisaje del juego es una de »esas» experiencias
El problema de todo esto se da cuando aproximamos la cámara a los objetos o cuando nos fijamos detalladamente en cualquier textura. Si apartamos cada objeto dentro de su propio conjunto, los elementos gráficos pierden interés, detalle y se ven extraños. Esto se da, especialmente, en el caso de las montañas que rodean los escenarios. Cuando aproximamos la cámara o el personaje a alguna de las mencionadas montañas, se observa la poca pulidez de las rocas, el brillo, el detalle y los diferentes colores. Sorprende el realismo desde la distancia y el escaso nivel gráfico cuando te pones encima (dándose el caso de una impresión re-texturizada de Playstation 3).
Hemos citado las montañas, pero también podemos incluir el agua (perfectas aguas turquesas desde lejos; aguas estancadas de cerca) o la flora (del hiperrealismo al papel maché).
El protagonista, por el contrario, absorbe todo el detalle de los elementos que lo rodean. Incluso su cara parece tener un brillo especial que le otorga más realismo a sus expresiones. Cuando nos acercamos a un vehículo, destaca enormemente y, aunque es de entender, no puede dejar de causar cierto malestar el pensar que es un personaje de la futura generación atrapado en un mundo de la generación anterior.
Obviamente, los gráficos del producto en general no destacan por encima de otros de género similar (como Grand Theft Auto 5 o Mad Max, por ejemplo). Sin embargo, dadas sus mecánicas y su estilo de juego, cumple más que de sobra.
Especialmente en PC, el juego tiene una cuidada configuración gráfica (a diferencia de otros videojuegos que omiten a los ‘peceros’) y una sorprendente cantidad de opciones que, si bien no son nada especialmente detallado dentro del juego, es de agradecer ver que se han tomado la molestia de dedicarle un pequeño espacio al propio PC. Entre dichas opciones, podemos encontrar la oclusión ambiental, el desenfoque de movimiento, el antialiasing (pobre en cuanto a opciones dentro de su propio menú), anisotrópico (recomendado subirlo cuanto se pueda, por encima de sombreado o detalles, pues ayuda a la visión de larga distancia), teselado del agua o iluminación global.
Hay que advertir que puede dar problemas de rendimiento (caídas de frames, bugs gráficos…) en ciertos sistemas (especialmente, en PS4 y XBOX One), pero se espera que se solucione con posteriores parches.
Jugabilidad
El juego se ha visto superado en cuanto a su anterior entrega, Just Cause 2, en referente a todo lo que conlleve el apartado jugable. Los movimientos del personaje al correr, al caminar, al trepar… todo se da con más naturalidad. Uno de los puntos flacos es el parón que sufre el personaje al correr, ligeramente molesto en según qué ocasiones, aunque entendible dentro de la estética que persigue la saga. Sin embargo, como nuestro personaje está diseñado para irrumpir contra los enemigos y actuar de tanque en ocasiones, no llega a molestar.
Las peculiaridades más visibles y originales dentro de la entrega las encontramos en dos objetos: el gancho y el traje. El nuevo gancho tiene más posibilidades que el anterior, utilizado durante JC2 y durante los primeros minutos de esta entrega, y se añaden mejoras que podemos desbloquear a lo largo de la aventura, entre las cuales podemos citar un aumento visible del movimiento del personaje al ‘ser atraído’ por el gancho. Por otro lado, tenemos el traje-ardilla, un concepto que no resulta novedoso en la industria del videojuego, pero que resulta original y divertido dentro del loco mundo de Just Cause 3. Combinando ambos, podemos alcanzar rachas de velocidad (mediante el uso del traje – gancho – paracaídas) que superan a la de la mayoría de vehículos, volviéndolos obsoletos e incómodos. Incluso, se llegan a sentir exageradamente lentos, junto al gancho y al traje.
Los dos objetos tienen más utilidades, pero os invitamos a descubrirlas y a, sobre todo, divertiros descubriéndolas.
Más allá de su comparativa con los dos elementos estrella de la saga, los vehículos se manejan bien. Por debajo de otros sandbox pero, de nuevo, no son fundamentales ni relevantes salvo por el mero hecho de poder manejarlos.
El mapa, increíblemente inmenso, contiene tanto misiones secundarias (bastante numerosas y divertidas) como easter eggs y coleccionables (cintas de audio, saltos acrobáticos), que aumentan la experiencia. Mediante el combo antes mencionado, se hace aún más rápido acceder a todos ellos.
Continúa siendo explosivamente divertido, pese a repetirse
Just Cause 3, al margen de lo mencionado, es, en pocas palabras, ‘‘más de lo mismo’’ en cuanto a su sistema de jugabilidad general. El sistema de armamento, la interacción con otros elementos vistos en pantalla, la destrucción, la multitud de personajes en pantalla… Han sabido mantener las características principales de la anterior entrega. Para algunos puede ser malo; para otros, puede ser magnífico.
Sin embargo, no podemos decir que el hecho de repetir las mecánicas de videojuegos anteriores sea algo negativo al conjunto de Just Cause 3, pues su fórmula divertida, explosiva, caótica y frenética es el epicentro sobre el que caminan los demás elementos. Repetimos, es ‘‘más de lo mismo’’, pero elevado al último nivel. Para todo aquel que busque diversión a raudales y que haya sido jugador de la anterior entrega, encontrará en JC3 su periplo.
Sonido
El apartado sonoro de todo el videojuego es exquisito, mencionando aparte la ambientación sonora durante las escenas trepidantes de acción.
Todo lo referente a explosiones, incluso aquellas que se dan como larga distancia, están calibradas de tal manera que sentimos ser el foco de atención, el provocante de dichas explosiones o el objetivo. La acción gira en torno a nosotros, y que dicha acción no forma parte de un segundo o tercer plano más allá de nuestra presencia como personajes. Si hay una explosión, o entraremos en el escenario donde haya tenido lugar o hemos sido parte de su causa (y ya os digo que ESO, precisamente el provocar explosiones con consecuencias, es exageradamente divertido).
Los disparos sucedidos, tanto los nuestros como los de los enemigos, aliados y disparos en tercer plano, giran alrededor del personaje protagonista y dotan la escena de una mayor locura tragicómica. Es una completa cacofonía esquizofrénica que, en pocos momentos, llega a molestar.
Además, durante las batallas, los gritos de socorro, los diálogos y las frases recurrentes que procrean un ambiente intenso de comedia ayudan a aliviar la carga intensiva de los ruidos propios que se viven en medio de una guerra y a los que a hemos hecho mención.
Mención aparte se merecen los actores de doblaje, que han logrado un excelente trabajo la localizar el sistema de voces y su pronunciación. Lo malo, como en otros videojuegos, es que se pierde el componente humorístico al satirizar un acento. El tono de los actores de doblaje al castellano lo hacen en un tono neutro que desencaja con el parodiado por su versión original (Mario Frigo, uno de los personajes del videojuego, en su versión inglesa, incluye un pequeño easter egg que hace referencia a Mario Bros. Dicha referencia se pierde, por completo, en su versión doblada). Aún así, es de agradecer el esfuerzo por doblarlo.
Conclusión
Aunque tiene enormes carencias en aspectos concretos, el juego ES divertido, muy divertido. Ofrece todo lo que tuvo Just Cause 2 y lo mejora en todos los aspectos, repitiendo las mecánicas más divertidas y haciendo aún más grande todo lo relacionado con el propio mundo del videojuego (más explosiones, más enemigos al mismo tiempo, más velocidad en medio de las batallas, más vehículos…).
Si te gustan los juegos de mundo abierto ‘disparatados’, con conceptos tan locos que ni siquiera es capaz de tomarse en serio a si mismo, con una buena jugabilidad y con una historia llena de acción increíble al estilo de las películas de héroes americanos de los ochenta, Just Cause 3 es el amigo perfecto para ti en estos momentos… si cuentas con una PS4, una XBOX One o un PC lo suficientemente potente, claro.
Just Cause 3 ya a la venta en PS4 (56,90€), Xbox One (53,90€) y PC (40,95€).
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