Hasta ahora, el dinosaurio más conocido de Nintendo solo había aparecido como personaje seleccionable en 3DS en algunos títulos contados. Pero Yoshi necesitaba protagonizar el suyo propio, pues ya han pasado ocho años desde el último, Yoshi’s Island DS. La mascota y fiel compañero de Mario ve cumplidos sus deseos con Yoshi’s New Island, una nueva continuación del concepto de juego que estrenó la SNES en 1995.
Una vez más, Yoshi debe cuidar a Bebé Mario mientras lo lleva sano y salvo a través de diversos mundos mientras se enfrenta a enemigos ya conocidos en los juegos relacionados con el fontanero. El objetivo en este caso es encontrar a Bebé Luigi, al que han secuestrado, devolver a ambos recién nacidos a su hogar y derrotar a Bebé Bowser por el camino. Una fórmula clásica que ahora veremos qué aporta en esta nueva plataforma.
Apartado técnico
Los gráficos de Yoshi’s New Island representan una mera evolución continuista con respecto de los utilizados en los títulos previos protagonizados por el dinosaurio. Sus características principales son los escenarios muy coloridos con fondos que se asemejan a dibujos pintados a mano, los efectos especiales sencillos y agradables y los modelados tridimensionales que disfrutan de un mayor nivel de detalle que de costumbre.
No hay casi ninguna pega que se le pueda sacar en el aspecto visual. El juego marcha a un ritmo fluido, la cámara es bastante benevolente con el jugador y no estorba, los menús no presentan complejidad alguna y no se aprecian bugs o elementos extraños en los niveles. Aunque no revolucionará el género, cumple su función de forma satisfactoria.
Jugabilidad
El nuevo juego de Yoshi mantiene la receta habitual de las demás entregas en las que el dinosaurio hace de canguro de Bebé Mario. Se trata de un título de plataformas clásico cuya mecánica consiste en alcanzar la meta de cada nivel sorteando obstáculos y enemigos cuya dificultad se incrementa conforme se desbloquean niveles superiores. Asimismo, vuelve a no haber una barra de vida sino que el único contador es el del tiempo del que dispone Yoshi para recuperar a Bebé Mario en caso de que lo pierda.
Ya no hay varios bebés como en Yoshi’s Island DS y Bebé Mario no posee poderes especiales; en su lugar, es Yoshi quien ahora puede beneficiarse de las estrellas de invencibilidad o súper velocidad para trepar por las paredes o caminar por el techo. Sin embargo, sí se conservan las divertidas transformaciones en vehículos en determinados puntos de los niveles. El manejo de Yoshi tampoco varía y los que lo hayan controlado en otras entregas reconocerán sus saltos potentes con aterrizajes que exigen un poco de delicadeza por parte del jugador.
La novedad más significativa de esta entrega son los megahuevos, versiones gigantes de los huevos de Yoshi que este consigue bien golpeando cajas flotantes bien tragándose a Shy Guys de enorme tamaño. Los megahuevos verdes le permiten al dinosaurio destruir bloques enormes y abrirse camino acabando con los enemigos a su paso, mientras que con los megahuevos metálicos puede caminar bajo el agua y derribar obstáculos más resistentes. Este añadido resulta interesante pero representa un complemento muy escaso en relación a entregas anteriores.
El nivel de dificultad del juego es intermedio. Los escenarios iniciales se superan en pocos minutos, pero a partir del tercer mundo esquivar enemigos y atravesar algunas zonas conflictivas requerirá de varios intentos hasta conseguirlo. La impaciencia es mala compañera, como viene siendo de costumbre en un plataformas, si bien ningún nivel es inasumible. Curiosamente, los jefes finales de los seis mundos suponen un desafío bastante menos arduo que determinadas situaciones a las que se enfrenta el jugador en los escenarios.
Este último aspecto, por desgracia, merma la duración del título. Aunque en total son 48 niveles los que hay que completar, muchos se terminan en muy poco tiempo y los jefes finales se liquidan de una vez y rápidamente. Además, con el tercer intento y posteriores de superar un nivel, el juego le ofrece al jugador unas alas que equiparle a Yoshi para que flote en el aire o incluso lo haga invencible ante los enemigos.
Esta ayuda no garantiza el éxito, pues Yoshi puede seguir cayéndose al fondo o perder a Bebé Mario, pero sí da pie a alcanzar la meta en menos tiempo. Empero, los jugadores menos experimentados la agradecerán, pues evita frustrarse demasiado en los niveles más complicados. Otra manera de alargar la vida del juego es repitiendo los niveles para alcanzar los objetivos de estrellas, monedas rojas y flores repartidas por ellos y que cuestan algo más reunir.
De hecho, un gran número de estos objetos se hallan ocultos y Yoshi debe disponer de huevos o algún poder especial para revelarlos, con lo que representan el mayor atractivo para los duchos en el género. La vía restante de sacarle jugo a Yoshi’s New Island es los minijuegos para dos jugadores que se desbloquean al completar cada uno de los seis mundos.
Sonido
El apartado sonoro no es el que más destaca de Yoshi’s New Island, pero tampoco desmerece. Melodías amables aunque ligeramente repetitivas adornan los escenarios y evocan los orígenes de los títulos protagonizados por Yoshi. Los efectos especiales son los típicos de estos mismos, con la particularidad del llanto de Bebé Mario, bien recreado pero que se torna pesado si se le escapa al jugador reiteradamente.
Conclusión
Yoshi por fin puede decir que protagoniza un título de 3DS. Este repite la mecánica del juego con el que se estrenó en este papel en la SNES y añade unos apartados gráfico y sonoro de mayor calidad, nuevos mundos y enemigos y los megahuevos. En teoría, no tocar una fórmula que funcionaba parece conveniente.
Sin embargo, Yoshi’s New Island peca de demasiado conservador y se echan en falta más novedades, así como algún modo de juego adicional o algún elemento que prolongue un poco la duración total del título. Los fans de Yoshi se divertirán con él pero no encontrarán prácticamente ninguna sorpresa.
Puntuación: 7
Yoshi’s New Island ya a la venta para Nintendo 3DS (35,10€).
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