«Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias. No temas a los lestrigones ni a los cíclopes ni al colérico Poseidón…». Estos son los primeros versos del poema Viaje a Ítaca de C. P. Cavafis que sirven para ilustrar de algún modo las sensaciones que Rime es capaz de despertar en el jugador.
Las similitudes son múltiples entre este poema y sirven para ilustrar el fenómeno del viaje encarnado en el joven protagonista de este título y del que somos testigos, como si del Demiurgo platónico se tratase, guiando sus pasos en busca de un conocimiento oculto en la misteriosa isla en la que se desarrolla el juego. Y es que a medida que uno avanza, la sensación de ese viaje mítico se apodera de nosotros cristalizando en un final inesperado y revelador.
La sensación del viaje mítico se apodera del jugador
Pese a ser una epopeya corta, Tequila Works ha concentrado esa esencia mágica que entraña el descubrimiento de forma notable. Aprender, descubrir y contemplar los misterios de la naturaleza y de las maravillas del hombre son parte de una senda que todos los seres humanos recorremos seamos conscientes o no. Y también de los monstruos, los lestrigones y cíclopes, ya que lo queramos o no también existen en nuestra vida, aunque no con las formas que imaginamos. Rime proyecta estos destellos de forma mágica, tejiendo una historia envuelta de acertijos y que de algún modo sigue las pautas anteriormente nombradas.
Desde nuestra llegada a la misteriosa isla debido a un naufragio, casi como en las peripecias vividas por Ulises en la Odisea, el jugador descubre un entorno misterioso lleno de secretos que desentraña poco a poco. Volviendo una vez más a Platón, el jugador y protagonista se van desprendiendo de una venda que les tapa los ojos y poco a poco van comprendiendo la verdad oculta, casi como reimaginando el mito de la caverna.
Paso a paso descubrimos la verdad tras Rime
Todo ello aderezado de un paisaje natural en el que el jugador se envuelve prácticamente de inmediato. Como señalábamos en el análisis, Rime tiene un componente muy «Mediterráneo» que una vez más nos vuelve a sumergir en ese viaje Homérico. La esfinge aparece junto a otros elementos pictóricos como un recordatorio de esa epopeya en la que Rime nos adentra casi sin darnos cuentas. Los puzles son sencillos y los enigmas cada vez más reveladores.
Al final, casi como si de una caída del telón se tratase llegamos al desenlace de Rime. Una revelación que no nos deja indiferentes y que pone un broche final a una aventura inesperada en la que el jugador aprende sobre lo vivido, pero también un poco de él mismo. Quizá no es el resultado que uno esperaba, pero regresando a los versos del poeta Cavafis encontramos un cierre que encaja a la perfección con Rime y con la vida misma: «Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Itacas».
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