Hearthstone: Caballeros del Trono Helado ha tenido el acierto de introducir en el juego a los Caballeros de la Muerte, los poderosos agentes del Rey Lich. Aunque muchos jugadores esperaban que Blizzard añadiese a estos Caballeros como una nueva clase, finalmente la compañía California optó por incorporarlos como naipes que modifican ampliamente el funcionamiento de nuestro héroe. Una vuelta de tuerca digna de Blizzard que sirve para dinamizar un poco más este título.

Sin embargo los jugadores menos familiarizados con el trasfondo que rodea a los juegos de Blizzard, y más concretamente a la saga WarCraft se preguntarán ¿quiénes son los caballeros de la muerte? La respuesta es algo más compleja de lo que podríamos anticipar a tenor de lo que hemos podido ver en Hearthstone, ya que sus orígenes se remontan a WarCraft II. Eso sí, aunque esos caballeros primigenios son distintos, sí existen ciertos nexos comunes con los creados por Arthas.

Como no podía ser de otra forma, el brujo Gul’dan fue el artífice de la creación de los primeros caballeros de la muerte. Estos seres fueron creados para aportar a la Horda un nuevo poder con el que enfrentarse a la Alianza. Para llevar a cabo este plan, Gul’dan introdujo el espíritu de sus acólitos del Concilio de las Sombras en los cuerpos muertos de los caballeros caídos de la Alianza. Estas abominaciones aportaron un gran potencial de guerra al conflicto entre la Horda y la Alianza, poniendo sobre la mesa una poderosa magia necromántica, siendo el primero de todos ellos Teron Sanguino.

A pesar de que estos caballeros de la muerte guardan ciertas semejanzas con aquellos creados por el Rey Lich, como el hecho de estar muertos y su afinidad con la nigromancia, lo cierto es que los elementos comunes terminan prácticamente aquí. Tras la derrota de la Horda en la Segunda Guerra, la mayor parte de estos horrores fueron destruidos. Sin embargo, su sacrílego legado no terminaría ahí.

Antes de que se produjese el alzamiento de Arthas como Rey Lich, el antiguo chaman de la Horda Ner’zhul comenzaba a tramar su venganza contra los poderes que habían destruido su cuerpo y torturado su alma encerrándolo en su prisión del Trono Helado. Una vez más, los caballeros de la muerte tendrían su papel en una nueva guerra, aunque esta vez iba a ser diferente.

A través de la manipulación, Ner’zhul corrompió al joven príncipe Arthas para que este se convirtiese en el primero de los caballeros de la muerte «modernos». A través de la sed de venganza del joven, fue conducido hasta la espada rúnica Frostmourne que terminó consumiendo el alma de Arthas para alzarse como el arma definitiva del Azote no muerto. A partir de este momento, nuevos caballeros de la muerte serían creados y entrenados como comandantes para liderar el cada vez mayor ejército de muertos de Ner’zhul.

A partir de ese momento y como se suele decir, el resto es historia. Tras todo lo acontecido en WarCraft III Arthas termina convirtiéndose en el Rey Lich y toma el control de la gran mayoría de los no muertos de Azeroth. Para él, los caballeros de la muerte seguirán siendo una piedra angular ya que serán algunos de sus comandantes más poderosos y fieles, pese a disponer de una cierta independencia. De hecho, muchos de ellos conservan parte de su memoria e incluso personalidad como Sir Zeliek, aunque están inevitablemente vinculados a su señor.

En Hearthstone, es el mismo Arthas el que durante la introducción de Caballeros del Trono Helado se encarga de transformar a los héroes en estas poderosas marionetas. Algo que queda patente en los efectos especiales que despliegan las cartas legendarias de los caballeros de la muerte, que son capaces de dar un vuelco a las partidas si son jugados en el momento justo. A su modo, estos naipes representan toda la fiereza y poder de los caballeros de la muerte de World of Warcraft, aunque eso sí, con el inconfundible toque cómico de Hearthstone.